Chuck Klosterman, que demuestra empíricamente que, sin importar dónde estés, los niños quieren rockear, presenta esta divertida autobiografía de su infancia como un metalero desvergonzado en Wyndmere, Dakota del Norte (población: 498 habitantes). Con una voz como la guitarra de Ace Frehley, Klosterman se abre camino a través de la historia de las bandas de rock, comenzando con ese fatídico día de 1983 cuando su hermano mayor trajo a casa Shout at the Devil de Mötley Crüe. Chuck, que estaba en quinto grado, no estaba del todo listo para el rock (su cabello era demasiado corto y su granja estaba demasiado tranquila), pero aun así encontró una manera de golpear su cabecita desaliñada. Antes de que terminara el viaje, bailaba lento al ritmo de Poison, dormía inocentemente bajo pentagramas satánicos, codiciaba a Lita Ford y se ponía ridículamente intelectual con Guns N' Roses. Ven y siente su ruido.

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